Tal vez estos meses que estuve sin escribir guarden alguna relación con la película (mas bien el director) que hoy declaro. Explico: Stanley Kubrick era de esos tipos que saben lo que quieren y como lo quieren. Preguntenle a Tom Cruise, que tuvo que repetir una escena 80 veces. Semejante juego de linealidad y perfeccionismo merecía que me tome estos meses para pensar y repensar esta obra... O a lo mejor es que me colgué...
Todos sabemos que el sexo es un tema demasiado trillado en el cine, y casi no encuentro atracción en títulos de estas características más que en mi propio morbo. Supongo que si alguien podía no repetir la formula era Kubrick. Esta vez no se trata del sexo como situación, como anécdota, como déjà vu, como exploración; sino como algo omnipresente mas alla de estratos sociales, marcos personales y hasta el amor mismo. La escena en que los protagonista hablan en la cama mientras fuman marihuana (que por cierto, es tan real que me hace pensar que no era hierba de utilería) es una historia conocida por cualquier pareja. Una situación cotideana y divertida que encuentra en una frase un disparador para miedos guardados y miserias por guardar. Eventualmente esta situación se volverá inmanejable y ahi comienza un segundo estadío en el que entra en juego la revancha como método de defensa y todo lo que esto conlleva. No faltarán el cinismo, la prepotencia, el miedo, la conciencia de poder, el remordimiento y hasta un par de situaciones oscuramente desopilantes. Una de ellas se da en un momento de un clima increíble. Definición de paranoia: el protagonista cree ser vigilado por lo que hace. Hay alguien que lo sigue mientras camina, y es notorio que lo observa. El corre, y mira hacia atrás. Ahí está su perseguidor junto a una tremenda señal de "stop". Al mismo tiempo el protagonista para disimular toma un diario de un puesto que en su portada dice "afortunado de estar vivo". Seguidamente entra en un café donde se esta escuchando el Requiem de Mozart.
No quisiera contar más que eso de la trama, pues gran parte de su delicia esta en vivirla, así que paso a los actores. Cruise ofrece la mejor actuación de su vida, posiblemente. Que me ayude en este punto alguien que haya visto Magnolia, porque no termino de decidirme. La transformación que sufre su personaje, de una insoportable solvencia a una rotunda insignificancia se nota en sus expresiones y en su explosión final, y eso ya es mucho.
Nicole Kidman es tan, pero tan diabólicamente hermosa que en ningun momento se puede dejar de mirarla. Es el ícono de belleza perfecto para lo que busca la película. Su personaje guarda al ángel y al demonio. Es como una caja de Pandora que su marido esta aterrado de abrir, y eso es tan atractivo que la hace presente en toda la película, aunque no aparezca todo el tiempo. Basta verla en la escena en que el húngaro intenta seducirla o en su relato de la fantasía con el militar para entender lo que digo.
Algo que no puede pasar desapercibido es la música. Es terrible, mística, enfermante, y por momentos hace dudar de si seguir adelante o apagar al pantalla. En la escena de la orgía aparece como una afirmación de su religiosidad. En la de la persecusión acompaña la angustia con un maravilloso cuentagotas y en ambos casos nos hace creer que sentimos exáctamente lo que está sucediendo.
En fin, ojos bien cerrados es una película sublime porque Kubrick logra que desde la silla sintamos lo mismo que sus personajes: en una escena Cruise sostiene en sus manos una nota escrita a máquina. En la cinta destinada a países de habla hispana esa nota esta en castellano. Eso debería explicarlo perfectamente.